Obesidad - Perdida de peso



                                                                                                         
Artículo importante para 
saber por que engordamos 
o por el contrario perdemos 
peso con mucho trabajo.                              

Hay dos factores, uno que es 
que se comen más calorías de 
las que nuestro cuerpo necesita, 
(esto se soluciona mediante la 
dieta) y la otra aún más 
importante, que es la manera y 
horarios de alimentarse.


Los obesos se alimentan a la inversa de los ritmos hormonales
Como consecuencia, la falta del desayuno y una cena abundante 
favorecen la obesidad.

Las personas obesas presentan elevados niveles de serotonina al 
amanecer, lo que les ocasiona aversión y rechazo hacia el desayuno. 
A la vez, los acentuados descensos de serotonina presentes a media 
tarde, incrementan su apetito y los impulsos adictivos hacia las harinas, 
dulces y otros hidratos de carbono. 

Estas bruscas oscilaciones de la serotonina cerebral promueven en los 

obesos un horario de alimentación invertido. Una tendencia a comer 
más antes de dormir que antes de trabajar, es la llamada dieta invertida. 

La mayoría de los obesos no desayunan, o hacen un desayuno muy 

escaso o nulo en proteínas. 

Ellos dicen que por la mañana nunca sienten hambre e incluso los 

alimentos suelen ocasionarles nauseas y repulsión. Algunos desayunan 
sólo una fruta o un jugo de frutas, como un jugo de naranja o de pomelo (toronja), o un pan tostado con un poquito de mermelada y un café o té 
con leche, o un jugo. 
Por el contrario, al anochecer sienten más deseos de comer y es cuando 
más alimentos ingieren. 

A media tarde es cuando al obeso se le abre el apetito, pero aún así 

muchos de ellos comen poco, ya que siempre tienen la idea de querer 
adelgazar presente. 

En las mañanas, cuando los alimentos se transforman en energía, los 

obesos no comen, mientras que antes de dormir, cuando los alimentos 
se desvían hacia la grasa de reserva, comen más, y generalmente de 
forma ilimitada. 

Desayuno deficiente 

La falta del desayuno, o un desayuno muy escaso en proteínas, produce 

grandes oscilaciones de la glucosa sanguínea, que ponen en peligro el funcionamiento del cerebro. La activación del sistema de emergencia 
matutino inicia una masiva destrucción de las proteínas musculares.


Cena demasiado abundante e hipercalórica

La elevación matutina del cortisol – la hormona que transforma proteínas 

en energía – determina que a lo largo de la mañana las proteínas sean 
utilizadas para mantener estables los niveles de glucosa sanguínea. Por 
ello, cuando el desayuno falta o es muy pobre en proteínas, el cerebro se 
ve en la nefasta necesidad de recurrir a sus propias proteínas, como las 
de los músculos o las de la piel, que son utilizadas como combustible en sustitución del desayuno. 

Es precisamente en esta situación cuando la hormona cortisol se torna 

dañina - en lugar de convertir las proteínas de los alimentos que 
ingerimos para proveernos de energía, reconstituir los músculos y la piel, funcionará como una destructora de nuestros preciosos tejidos. Por ese 
motivo, a la hormona cortisol se la conoce o se la suele llamar como “la hormona del catabolismo”, porque cuando faltan los alimentos ricos en proteínas, ésta se torna destructiva. 

Ejemplo de dieta

Sin desayuno disminuye el metabolismo y se facilita la obesidad.

Los obesos pierden músculo pero no grasa

Cuando la falta de desayuno es un modo de vida, y ocurre en forma 

cotidiana, se produce una pérdida progresiva de las proteínas corporales, deterioro de la masa muscular, de los ligamentos de los huesos y pérdida 
del colágeno de la piel; ocasionando dolores óseos y musculares y 
debilidad generalizada. La piel adelgaza y pierde turgencia. 

Contrario a lo que mucha gente cree, con la ingesta de un desayuno pobre 

no ocurre pérdida de grasa, pues la hormona que moviliza la grasa de 
reserva, la HGH o hormona de crecimiento, únicamente se eleva en la 
noche, siendo la responsable del adelgazamiento durante el sueño nocturno. Pero en la mañana, la HGH se encuentra baja, y al no desayunar, en vez de adelgazar a expensas de nuestra grasa de reserva, perdemos tejido noble y músculos. Por este motivo, los obesos se tornan débiles pero no delgados. 


Síntomas y Origen de la Obesidad 

En diversos estudios se ha comprobado que los obesos engordan con más facilidad aun comiendo igual o menos cantidad que las personas delgadas. 

Sólo en algunos casos, el origen del sobrepeso se debe a una deficiencia tiroidea. 
Las personas que sufren de esta deficiencia suelen tener la piel muy seca, 
una gran sensibilidad al frio, estreñimiento, caída del cabello – el cual se ve muy reseco y fino “como paja”- una pubertad tardía, menstruaciones 
abundantes y prolongadas y altos niveles de colesterol sin afectación de los triglicéridos.


La diferencia sintomática con los obesos que engordan por fallos en el metabolismo de los azúcares (quienes tienen excesivas elevaciones de 

insulina en respuesta al consumo de carbohidratos) está en que esta irregularidad estimula la secreción de testosterona en el ovario ocasionando 
un desarrollo precoz, caída del cabello y grasa en la raíz, exceso de vello, hirsutismo y acné; también son frecuentes los fallos de la ovulación, irregularidades menstruales, ovarios de aspecto poliquístico, fibromas 
uterinos e incluso problemas de fertilidad. 

Acumulan grasa sobre todo en el abdomen, y se los denomina “gordos tipo manzana”. La obesidad abdominal o tipo manzana, se debe a fallos metabólicos producidos por la insulina. Este tipo de obesidad se asocia a los triglicéridos elevados, la hipertensión, al bajo HDL-colesterol y las complicaciones cardiovasculares de infarto, trombosis y una aterosclerosis prematura. 

Con el avance de la edad, la elevación compensatoria de la insulina se agrava y con ello se incrementa la hipertensión y la aterosclerosis hasta que finalmente aparece la diabetes.

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